El alebrije es una narración hipermediática compleja, con múltiples y laberínticas ramificaciones, que solicitan un compromiso de lectura intenso. La trama está esbozada en la “Introducción” escrita por el personaje Iris Talbot, fotógrafa que descubre el diario del piloto Santiago Lince, quien emprendió una búsqueda por 7 centros espirituales: Congo, China, Japón, India, Cuba, Amazonas y finalmente México. En este último destino, Lince encuentra mitos y ceremonias que aclaran los caminos que ha recorrido, guiado por el curandero y antropólogo Nicanor y la sacerdotisa María Sabina. Así podrá conocer el legado de sabiduría cósmica de Quetzalcóatl no sin antes prepararse ordenando sus recuerdos y memorias, representados por una imaginaria biblioteca espiral, en la cual conviven seres espectrales. Cuenta también con el conocimiento de la figura del alebrije, para atravesar otros sitios míticos como el Tlalocan y el Mictlán. Desde luego, el alebrije, ser fantástico con atributos mixtos de distintos animales, que es motivo de la imaginación creativa de los artesanos oaxaqueños, ocupa un lugar destacado en esta aventura. 

La narración hipermediática es rica en imágenes originales, fotos manipuladas, íconos en movimiento y videos, además de sonidos, música y algunas animaciones. Hay dos conjuntos principales de textos: el “Diario de Santiago Lince” y el “Diario de Iris”. En ambos casos, el acceso a sus elementos, que son textos generalmente muy breves, a veces fechados, es aleatorio. No hay resta de los textos vistos, por lo que su aparición suele repetirse y no hay certeza de cuándo se agotarán. El “Diario de Iris” incluye hipervínculos a series de imágenes que tienen la intención de integrarse a la narración.

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